1. Los estromatolitos: Son estructuras organo-sedimentarias laminadas que crecen adheridas al sustrato y emergen del mismo, produciendo estructuras de gran variedad morfológica, volumétrica y biogeográfica. Su formación y desarrollo a lo largo del tiempo, se debe a la actividad de poblaciones microbianas que facilitan la precipitación de carbonatos.En la superficie, que es generalmente rugosa, porosa y cubierta por mucílago, filamentos, etc. partículas de carbonato (y a veces también terrígenos) van quedando atrapadas, hasta que la cementación por crecimiento de cristales forma una capa más. De esta manera la estructura aumenta en tamaño. Por su naturaleza rocosa, los estromatolitos tienen mucho potencial para perdurar como un fósil.
2. La primera planta terrestre, Cooksonia: Entre las plantas fósiles que existieron en nuestro planeta, fue la Cooksonia de no más de 10 cm de alto, que vivió a mediados del período silúrico. A pesar de su corta estatura, esta planta tuvo una interesante particularidad: se trató de una de las primeras plantas terrestres de las que se tiene conocimiento. La cooksonia fue un género de plantas que habitó varias zonas de la Tierra. 
3. Los helechos arborescentes, Lepidodendron: Eran árboles con mucha corteza y poca madera, de crecimiento rápido, que originaban bosques espesos en zonas costeras. Su nombre quiere decir ramas con escamas; la cicatriz foliar en este género es de forma romboidal. Son características las cicatrices que presentan en el tronco, de forma romboidal, que debajan las hojas al caer y que seguían creciendo al caer estas.
4. El primer reptil, Hylonomus: Se trata del reptil más antiguo conocido. Era un animal con aspecto de lagartija de unos veinte centímetros de longitud, vivió hace unos 315 millones de años, al final del periodo Carbonífero, se diferenciaba de sus antepasados anfibios en varios aspectos fundamentales. Su cabeza era más pequeña y menos aplanada; sólo representaba una quinta parte de la longitud total del animal, mientras que en los anfibios ocupa un cuarto o un tercio del total. El número de huesos del cráneo era más reducido, y las mandíbulas estaban dotadas de músculos más fuertes y de más movilidad, lo que le permitía, con sus afilados dientes, perforar y triturar el duro caparazón de los invertebrados, como caracoles e insectos, que le servían de alimento.
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